El mundo de los negocios está lleno de anglicismos y
neologismos, pero pocos tan literarios y metafóricos como el ‘bootstrapping’. Y
es que por una parte, ‘bootstrap’ significa ‘trabilla’ y puede llevar a pensar
en trampas, seguridad o conservadurismo; mientras que como verbo, ‘bootstrap’ también significa ‘impulsar’,
porque ante la adversidad o las trabas,
¿no se desarrolla una mayor imaginación y empuje? Esta definición del bootstrapping os dará alguna idea de ello.
Pero dejando la semántica y el inglés a un lado, el
bootstrapping “es un término que hace referencia a empezar algo sin recursos o con muy pocos recursos. En el área de
los negocios, significa ejercer alguna
actividad emprendedora con poco o nada de capital, es decir, emprender
únicamente con los medios que se tienen al alcance (un garaje, un teléfono
antiguo, etc.)”. Aunque muchas son evidentes, podéis consultar aquí algunas de
las ventajas e inconvenientes del bootstrapping.
Más allá de una respuesta rápida o solo para el inicio de un
negocio con bajo presupuesto y/o cero financiación, el bootstrapping puede llegar a convertirse en una auténtica filosofía de
empresa más allá de la necesidad de los primeros años. Las actividades de
la empresa pueden, a la larga, mantenerse
con los propios ahorros y
los ingresos generados por
la facturación para conseguir una independencia total.
¿Qué os parece?
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